The Knick, crítica de la serie dirigida por Steven Soderbergh con Clive Owen
Lo confieso. Nunca he sentido especial interés por las series de médicos. ‘House’ es la única que se desmarca un poco del tópico con ese doctor cínico y genial a partes iguales interpretado por Hugh Laurie, pero incluso ‘House’ se fue haciendo vulgar, monótona y repetitiva. ‘Urgencias’, la serie que catapultó al estrellato a George Clooney, tampoco consiguió despertar mi atención, y qué decir de otras propuestas más prosaicas como ‘Anatomía de Grey’, donde parece que los médicos se pasan todo el día jugando, efectivamente, a los médicos. Y entonces, hace tan sólo año, se estrenó ‘The Knick’, serie producida por Cinemax, la filial de HBO que en poco tiempo ya nos ha brindado joyas indelebles como ‘Banshee’, y con el aval de Steven Soderbergh en la dirección y Clive Owen liderando el reparto. La cosa prometía.
Soderbergh siempre me pareció un excelente director de fotografía, pero no así un buen director de actores, y los guiones de sus películas en ocasiones flojeaban más de la cuenta. Recibió infinidad de parabienes con ‘Traffic’, pero a mí no me convenció ni siquiera entonces. Tampoco sus posteriores trabajos me sedujeron, y si digo que el film suyo que más me gusta es ‘Solaris’, y que prefiero su adaptación de la conspicua novela de Stanislaw Lem a la de Tarkovski, alguno igual se me lanza a la yugular. En resumen, no era un director por el que profesara una gran admiración, pero cuando anunció que dejaba el cine para dedicarse plenamente a las series, captó de inmediato mi interés, por lo arriesgado e insólito de su elección. Y ahora, metido de lleno en la segunda temporada de ‘The Knick’, puedo afirmar que tomó la decisión acertada, al menos desde el punto de vista artístico, que es el que me interesa.
Como digo, Steven Soderbergh siempre se ha caracterizado por un exquisito cuidado de la fotografía, y no podía ser menos en ‘The Knick’. Los travellings y la cámara al hombro son marca de la casa, los encuadres son angulosos y preciosistas y tanto la decoración como el vestuario están muy logrados. La tonalidad desvaída y cenicienta y los filtros de un azul metálico sugieren de forma muy precisa el ambiente malsano que se respira en el Knickerbocker y en los barrios pobres de Nueva York.
En ese sentido, lo primero que hay que reseñar es que ‘The Knick’ es una serie de una gran crudeza, algo que deja bien claro en la introducción, con esa cesárea que deviene carnicería, toda una declaración de intenciones. Sus imágenes, descarnadas, violentas, de un realismo sin concesiones, documental, casi gore, no son aptas para estómagos delicados. Por supuesto, las escenas sexuales, que no menudean, también son epiteliales y se inscriben dentro de una corriente naturalista.
Los guiones están firmados por Jack Amiel, Michael Begler y Steven Katz, y su calidad se nota tanto en los diálogos como en la complejidad de los personajes, desde la hermana Harriet al conductor de ambulancias Tom Cleary (que forman un tándem de lo más insospechado).
Mi opinión sobre Clive Owen ha ido variando con el paso del tiempo, pero a mejor. La primera vez que supe de él, en aquella indigesta película sobre ‘El Rey Aturo’, me causó una terrible impresión, pero más tarde le vi en ‘Closer’, y luego en ‘Sin City’, y posteriormente en ‘Hijos de los hombres’, y poco a poco fue ganándose mi favor, hasta el punto de que ahora es uno de mis actores preferidos. En ‘The Knick’ interpreta al Dr. John Thackery (no confundir con Thackeray, el autor de ‘Vanity Fair’), cirujano jefe del Hospital Knickerbocker, innovador, experimentador y visionario, y adicto a la cocaína y a los opiáceos (la única manera de soportar tanto dolor y tanto insomnio es anestesiar la propia sensibilidad). Sus muecas cínicas y descreídas, junto con su aplomo y desenvoltura y agudeza mental, le hacían idóneo para el papel.
Andre Holland da vida al Dr. Algernon Edwards, un cirujano negro que llega al Knick después de ejercer durante unos años en París para aprender de las innovadoras técnicas de Thackery. Al volver a Nueva York se encuentra con que le discriminan por el color de su piel, y ni siquiera encuentra en Thackery un aliado, no hasta que le demuestra su valía.
En el reparto hay un nombre que llama la atención, el de Eve Hewson, la hija de Bono, el cantante de U2, que interpreta a la enfermera Lucy Elkins, pretendida por el Dr. Bertie Chickering (Michael Angarano) y fatalmente enamorada del Dr. Thackery.
‘The Knick’ es el retrato de una época de cambios, el final del siglo XIX y el principio del XX, en una megalópolis convulsa como Nueva York, mostrado a través de los avances científicos y sociales que obligan a una apertura radical de las mentes. Entre otros temas, se nos habla de la segregación racial (que sufre en sus carnes el doctor Edwards), del clasismo, los estamentos sociales y la lucha de clases, del fanatismo religioso, de la adicción a las drogas tan común en un gremio que tiene libre acceso a ellas, de la inmigración y la pobreza, de la cuestión de género y el creciente protagonismo de la mujer, del uso de la electricidad en los hospitales y de los coches con motor, de la cámara (el kinetoscopio de Edison), de los abortos clandestinos, de la prostitución, de los expeditivos tratamientos de choque de los hospitales psiquiátricos y de las calamitosas curas de desintoxicación, de las enfermedades venéreas y contagiosas y de las epidemias, de las salas de operaciones con público, de la formación de Chinatown, etc. Y todo para llegar a la medicina moderna.
Una de las cosas que más me gusta de ‘The Knick’ es la banda sonora de Cliff Martínez, colaborador habitual de Soderbergh. Es una música electrónica (y como tal, anacrónica), muy ambiental y con abundantes efectos sonoros. Es lo contrario de lo que te esperas en una serie “de época”. También me gusta la tipografía redondeada, sin serifas, que emplean en los títulos de crédito. Hasta los fundidos a negro me gustan. ¿He dicho ya cuánto me gusta ‘The Knick’?
Banda sonora de 'The Knick'
Tags: The Knick, Steven Soderbergh, Clive Owen, John Thackery, Eve Hewson, Lucy Elkins, Andre Holland, Algernon Edwards, Hospital Knickerbocker, Cliff Martínez, Nueva York, Jack Amiel.
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Óscar Bartolomé