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Aforismo

Literatura

Aforismos sobre la sabiduría de la vida, el amor y la muerte (Arte de ingenio)

Uno de los géneros literarios probablemente más ignorados y maltratados por la crítica es el de los aforismos. Y sin embargo, ¿a quién no le gusta leer una sentencia breve e ingeniosa? Eso mismo es lo que significa aforismo: frase breve y compendiosa con que se pretende sentar cátedra y, por regla general, de carácter cáustico y moralizante.

En este espacio daré cabida a algunas de las sentencias que de manera inopinada llaman a la puerta de mi imaginación, extraños e impetuosos huéspedes que solicitan posada tanto en días claros y soleados como en noches oscuras y lóbregas. Siempre que puedo las anoto, pero en ocasiones se pierden por no tener a mi disposición ningún medio para registrarlas. Es por ello que se me ocurrió la idea de volcar estas máximas peregrinas en un apartado de El Parnasillo creado ad hoc.

No existe una temática específica para estas parénesis. Pueden versar sobre cualquier asunto cotidiano sobre el que merezca la pena detenerse a reflexionar. Con ellas pretendo aportar un poco de lucidez a la vida, sin olvidarme del factor estético. Un cáliz brilla más cuando está recubierto de una pátina dorada. La razón de ser de esta miscelánea es honrar al ingenio y seguir las huellas de tantos y tantos autores que han hecho de él su principal herramienta. Una buena representación de estos aforismos puede leerse en la cita aleatoria que sale ut supra al cargarse la página.

Como no podía ser menos, el título lo he tomado prestado de una eximia obra de Baltasar Gracián: ‘Agudeza y arte de ingenio’.

  • No es de locos el estar cuerdo, como no es de cuerdos el estar loco, que si el licor dura todo lo cura, hasta la cuerda más dura.
  • Grita para ser oído quien piensa en un murmullo.
  • La mariposa, aunque se vista de seda, gusano se queda.
  • El conocimiento es como una galería con innumerables puertas y pasadizos. Cada vez que entras en uno encuentras otros dos, y así hasta nunca acabar.
  • Para un alma sensible, es fácil enamorarse de la melancolía. Quedas atrapado y ya no sales de ella.
  • Hay quien disfruta de la vida, y hay quien disfruta de la muerte en vida, como si celebrara un entierro prematuro.
  • El fin último de la vida es reproducirse en la memoria de los demás para no morir del todo.
  • Hay tres formas de reproducirse para sobrevivir a la muerte: engendrar hijos; parir ideas y dejarlas escritas; y pervivir en la memoria de los seres queridos. La primera es la más común; la segunda es la más duradera; y la tercera es la más deseada.
  • En un duelo dialéctico, nada desarma más que el que te hieran con el filo de tu espada.
  • Cuando estamos afligidos nos cuesta creer, e incluso nos irrita, que a nuestro alrededor haya caras despreocupadas, como si los demás tuvieran la obligación de compartir el duelo.
  • Los hombres se complican tanto la vida que incluso después de muerto hay que firmar papeles.
  • Siempre que observas fijamente un cadáver tienes la sensación de que va a abrir los ojos de un momento a otro.
  • No hay mayor humillación que convertirte en siervo y adulador de tu opresor.
  • Las formas animales, cuanto más difieren de nuestra constitución física, tanto más nos aterran. Ésa es la principal razón de que los insectos nos repugnen más que otros seres vivos.
  • Todo es posible, pero nunca ocurre nada; y así se nos pasa la vida, esperando una quimera.
  • Pocas cosas hay más estimulantes que subvertir el orden lógico establecido para trocarlo por otro orden ilógico con apariencia de lógico.
  • A fuerza de imaginar, he convertido mi vida en una página literaria, unas veces escrita en prosa y otras en verso.
  • Los hechos callan lo justo cuando las palabras hablan demasiado.
  • Más vale parecer tonto y despejar las dudas que callarse siempre y quedarse mudo.
  • No puede existir el bien sin el mal, y, desde un punto de vista estrictamente pragmático, el mal ofrece más ventajas que el bien. Por esa razón las personas de buen corazón no son nada dadas a la satisfacción inmediata de sus deseos.
  • El talento siempre será odiado y perseguido allá donde se presente porque la mayoría de necios lo sentirá como un ultraje al recordarles cuán mediocres son.
  • Hacerse querer por todos es un método infalible para que no te quiera nadie.
  • Haz la guerra, primero, y después el amor.
  • Nada hay más cínico que pedir perdón y no hacer nada por revertir la situación creada.
  • Gran bajeza es construir la felicidad propia sobre las ruinas de la felicidad ajena.
  • La imaginación, cuando se hace cómplice de la suspicacia, actúa sobre la realidad con tal fuerza que a menudo los malos presagios se traducen en sucesos desgraciados.
  • Cuanto peor trates a los demás, tanto más te querrán; y ello es porque se sentirán obligados para contigo por culpa de una ofensa o infracción que en realidad nunca cometieron.
  • Los asesinos actúan por irreflexión. Si pudieran imaginar todos los detalles del crimen que van a cometer, no lo cometerían. Por lo tanto, la imaginación es el mejor inhibidor para los instintos homicidas.
  • La literatura y el cine nos han hecho creer que los bichos raros siempre manifiestan una irrefrenable pasión por la entomología, dado su carácter extremadamente metódico y su afán coleccionista, que tan pronto pasa de un lepidóptero a un ser humano.
  • La función de la poesía es convertir lo tangible en intangible, el amor carnal en amor espiritual.
  • Soy lo que seré menos lo que fui.
  • Todas las manías ajenas son extrañas, sobre todo si no las compartimos.
  • Detrás de un silencio siempre hay una respiración. Por lo tanto, los silencios rebosan de vida.
  • Del mucho prometer y del poco cumplir nacen los resentimientos más enquistados.
  • Una caricia subrepticia cual rabo de lagartija.
  • Sabía que eras tonta, pero no tanto. Tanto tonta, tonta tanto.
  • Hasta que no te ves en una situación, no sabes cómo vas a reaccionar. Previamente puedes especular ad infinitum, pero lo cierto es que hasta que no se presente esa ocasión, todo lo dicho con anterioridad carece de valor.
  • ¿Por qué tanta gente siente como una agresión que alguien hable bien de sí mismo y, sin embargo, aprueba que saque a relucir sus defectos? Por inseguridad y por envidia. ¿Y por qué hay que esperar a que los demás te juzguen cuando nadie te conoce mejor que tú mismo? Si a esto me refutan con que el juicio propio puede estar maleado de narcisismo, yo añado que el ajeno puede estarlo de envidia, rencor u odio, sentimientos todos ellos tanto o más deformantes.
  • La vida sentimental es una balanza entre el amor y el odio. Según las circunstancias personales de cada uno, la balanza se inclina hacia un lado o hacia otro, con los vaivenes propios de una noria. La cantidad de amor y de odio siempre permanece inalterable, pues viene determinada por la pasión que un individuo es capaz de experimentar, pero mediante una alquimia desconocida, lo que nos falta de amor se transforma en odio, y viceversa, hasta rellenar esa cantidad.
  • Nada hay más terrible que echar de menos algo que nunca has tenido, pero que sabes que existe.
  • Para encontrar algo es preciso buscarlo, o, cuando menos, estar bien dispuesto a recibirlo.
  • Siempre guardamos sentimientos que esperan ser despertados, de ahí que nos comportemos de diferente manera con unos y con otros, dependiendo del sentimiento que nos inspiren.
  • Rara vez las cosas salen como nosotros queremos, ya que confluyen demasiados intereses enfrentados.
  • Un perdón a tiempo obra mucho y bien, mientras que un perdón a destiempo lo echa todo a perder.
  • Al estar enamorados nos engañamos pensando que nunca se acabará el amor, y al engañarnos, engañamos también a los demás. La vida toda es un fraude.
  • La ocultación, e incluso la mentira, puede estar justificada en ciertos casos, sobre todo cuando se trata del amor. No es cierto que todos queramos conocer la verdad cuando tenemos la certeza de que luego nos va a doler. Invariablemente, eso es lo primero que decimos, en un irracional arranque de valentía, pero tan pronto como la conocemos, nos arrepentimos. Lo queramos o no, el sexo es una forma de posesión, y duele. No es algo que se pueda esconder en un recóndito cajón de la memoria. El sexo tiene trascendencia, aunque nos empeñemos en negársela. Significa que ese cuerpo ha sido entregado a otro, que ha tomado posesión de él, que lo ha hecho suyo. Cuando un amante infiel pone fin a su aventura para volver con su pareja, las más de las veces no lo hace movido por la contrición, sino porque teme perder lo que tiene, que se derrumbe todo el armazón de su seguridad. Probablemente, si por nosotros fuera, viviríamos en un serrallo, al modo de los sultanes; pero la realidad aplasta las ensoñaciones hasta convertirlas en migajas de resignaciones.
  • El cine tiene propiedades terapéuticas, en tanto en cuanto que algunas películas te hacen ver que tus aflicciones e inquietudes han sido vividas por otros antes que tú.
  • Un espíritu de natural voraz e insatisfecho causa en el objeto de su pasión tanta exultación inicial como desazón postrera. Estas naturalezas absorbentes son como líquidos inflamables cuyo contacto al principio tonifica, pero que luego, al prenderse fuego, convierten todo lo que tocan en cenizas.
  • En su manifestación más inveterada, la infidelidad deviene en promiscuidad al moverse a impulsos de la libido, pero también puede responder a un amor insaciable e ingobernable que necesita expandirse si no quiere perecer asfixiado bajo su propio peso.
  • El lenguaje es como un potro salvaje al que, con tiempo y esfuerzo, se puede domar para, una vez convertido en montura, cabalgar sobre él sin caerse de la silla.
  • Hay dos formas de conducirse en sociedad: buscar el aplauso común, que es lo que hacen casi todos; o buscar unas pocas pero sólidas amistades aun a riesgo de enemistarse con la gran mayoría, que es lo que hacen unos pocos.
  • Ser consciente de que tienes mucho que dar pero de que no hay nadie apto para recibirlo es triste y a la vez decepcionante.
  • La felicidad rara vez se muestra cuando aparece. Se presenta de rondón, sin ser anunciada, y envuelta en ropajes que no dejan entrever su rostro. Es como una sombra esquiva a las miradas. No te percatas de ella hasta que se ha alejado. Por eso la felicidad es tan amarga y siempre se escribe en pasado.
  • Con la belleza se sufre de placer. Intentar retenerla es como querer asir el tallo de una rosa con espinas; cuanto más la aprietas, más adentro se te clava.
  • Un hombre sensible vive el presente con un pie apuntando hacia el futuro y la mirada vuelta hacia el pasado.
  • La reflexión incapacita para la acción. Por eso todos los héroes son irreflexivos, porque no miden las consecuencias de sus actos.
  • Un error muy común, tan pernicioso como extendido, es creer que en materia de arte todo se reduce a un criterio meramente subjetivo. Con eso sólo se pretende igualar a todos en el mismo rasero de mediocridad, anulando cualquier conato de genialidad. Es la llamada democratización del vulgo, un peaje obligado en todas las sociedades pretendidamente civilizadas.
  • La perfección no existe, pero su búsqueda nunca cesa, aun a sabiendas de que es inalcanzable, porque si se alcanzase, no sería perfecto.
  • El hombre racional siempre busca una explicación a todos los fenómenos que le circundan. Preguntarse por el sentido de las cosas es normal y hasta aconsejable, pero detenerse en lo aparente es vulgar. Siempre hay que intentar ir un paso más allá de lo visible. Lo misterioso es precisamente aquello a lo que no encontramos respuesta, aquello que plantea un desafío a nuestra capacidad cognitiva. Para una mente despierta, la inteligibilidad siempre será menos atractiva que la ensoñación, pues la luz tiene menos matices que la sombra.
  • Sólo hay dos formas de escribir: bien y mal. La mayoría no tiene elección y se conforma, mal que bien, con la segunda.
  • No sé si los amores que matan nunca mueren, pero lo que es seguro es que los amores que mueren nunca matan.
  • El miedo a la soledad y la posesión, esos instintos tan arraigados en todos nosotros que a menudo degeneran en consecuencias funestas, están en el origen de juegos tan infantiles e inocentes, a priori, como el de las sillas.
  • En tanto que las mujeres se sigan vistiendo para deleite de los hombres, toda lucha por reivindicar su igualdad de derechos (porque la otra, la igualdad física, que algunas descerebradas aún se obstinan en perseguir, jamás existirá entre dos seres con diferentes anatomías; gracias a Dios) será infructuosa.
  • Ser machista el sueño de toda feminista.
  • Los estragos que el tiempo provoca en la piel no son de tal magnitud que engañen a la memoria, pues los años transcurridos, por muchos que sean, no nos impiden reconocer los rostros familiares de nuestra infancia, ya tan lejana.
  • El tiempo te da la vida y el tiempo te la quita. La vida y la muerte se suceden dentro del tiempo. Fuera del tiempo no hay nada, salvo la más impenetrable oscuridad.
  • ¿Nacemos muertos o morimos vivos? Lo más pavoroso de la muerte no es la muerte en sí (pérdida de las funciones vitales), sino la no-vida, o la nada, una noción sobre la que no tenemos la más remota idea y para la que no hemos sido preparados.
  • A ninguna mujer le gusta que le sean infiel, pero a todas les gusta que sean infieles por ellas. Eso representa una gran triunfo personal sobre las demás mujeres.
  • Hoy me libro de leer.
  • Yo sólo creo en el hombre, y eso por lo que tiene de animal, no de hombre.
  • Cuanto más cerca estás de tu soledad, más hombre y menos persona te sientes.
  • Dicen que somos lo que comemos, pero ¿no será mejor eso que comer lo que somos?
  • ¿Cómo es posible ser feliz cuando el deseo quiere tanto y la realidad concede tan poco?
  • Por culpa de la vida en sociedad la felicidad no depende tanto de nosotros mismos como de los demás. En sociedad, verse reconocido por los demás es tan o más importante que reconocerse uno mismo.
  • Un día descubrí espantado que aquello que otrora acariciara con tanto placer ya no era amor, sino una flor mustia y ajada.
  • Las guerras siempre son atractivas, excepto cuando eres tú el herido.
  • La única diferencia visible entre ruina y rutina está en la t de tedio.
  • Despoja al más fiero de los hombres de todas sus armaduras y donde creías ver un gigante estarás viendo un enano.
  • Las mentes más mostrencas suelen blandir como argumento infalible cuando tratan de vituperar una película plástica y esteticista su parecido con un álbum de postales; mas, por lo que a mí respecta, antes prefiero pasar las páginas del National Geographic que pasear por las cloacas de un periódico de provincias.
  • Llegados a una cierta edad, el carácter deja de ser esa arcilla maleable de la infancia para convertirse en un archivo protegido contra escritura, donde sólo se permite leer.
  • ¿Qué hay más delicado que besar una lágrima?
  • La delicadeza de tu alma es como un soplo divino.
  • Te llevo dentro de mí. Estoy dentro de ti. Habito dentro de ti. Has entrado de lleno en mi vida. Dentro significa vida.
  • Vale más conservar lo que se tiene que conversar para tenerlo.
  • Soy un pirata con todas las de la ley.
  • El pasado no es mejor que el presente, pero tiene el amargo encanto de todo lo que fue y ya no es.
  • ¿Qué se puede esperar de una sociedad que tiene al bueno por tonto y al tonto por bueno?
  • Un suicida es menos egoísta que nadie, precisamente porque al quitarse la vida no piensa en sí mismo. Sólo hay una forma de suicido egoísta: la que pretende llamar la atención de alguien por el abandono al que ha sido sometido; y aun en este caso la desesperación prevalece sobre el egoísmo.
  • La vida es una continua lucha entre la capacidad de adaptación y la conservación de la individualidad.
  • En una mujer el aspecto físico es un valor absoluto, que puede allanarle el camino o entorpecérselo, mientras que en un hombre su peso es relativo.
  • Soy un pesimista esperanzado.
  • Todo relato es ficción, pero toda ficción se apoya en la realidad.
  • Yo escribo de todo, incluso lo que no está escrito.
  • Intentar hacerse querer por quien ha dejado de quererte es como aferrarse desesperadamente a un cadáver en descomposición.
  • Sólo hay una cosa peor que enamorarse de uno mismo; enamorarse de otro.
  • La mayor tragedia de la vida es que está en continuo y permanente cambio, de modo que lo que somos un día, al día siguiente hemos dejado de serlo.
  • Cuando elevamos la voz al oír un ruido de fondo nos estamos preguntando: ¿Realmente he dicho lo que creo haber dicho? No confiamos en nosotros mismos.
  • Todo lo malo se pega y todo lo bueno se paga.
  • La juventud, en connivencia con la belleza, convierte a una mujer en peligrosa, en tanto que puede doblegar la voluntad de cualquier hombre, haciendo de él lo que le venga en gana.
  • Todas las tragedias son personales e intransferibles. El dolor no se puede compartir.
  • La muerte es la ascensión final a un lugar sin nombre.
  • La vida es una carrera enfebrecida hacia un final sin meta.
  • Al final siempre hay que creer en algo, aunque sea en uno mismo.
  • Nadie elige nacer, pero todos elegimos vivir en lugar de morir.
  • En su belleza, la tristeza es agradable cuando se contempla, pero no así cuando se padece.
  • Cuanto más sé, más sé que me falta por saber.
  • Cuando la Muerte separa a dos personas que se quieren, ¿quién se lleva la peor parte? ¿El que se va o el que se queda? El primero se va con el dolor de no quedarse, y el segundo se queda con el dolor de no irse.
  • Cuando se es joven e inexperto, es tan fácil dejarse seducir por las ilusiones, mas conforme uno se hace adulto, la realidad te abre los ojos y te hace ver que la decepción es el lance más común en las relaciones humanas. Sin embargo, no tener metas ni aspiraciones, aceptando así lo que te viene dado, equivale prácticamente a estar muerto.
  • La mayoría de los espectadores no observaría diferencia alguna entre cómo esta rodada una película de Hollywood y una pornográfica; yo tampoco.
  • Sólo existe una razón por la que luchar: por uno mismo. Nunca se ha sabido de otras.
  • Todas las generaciones son degeneradas.
  • Lo que mata el amor no son los celos, sino la indiferencia.
  • Las escasas satisfacciones que obtenemos en esta vida sólo sirven para aguzar la sensación de hastío que sigue a toda felicidad pasajera.
  • Deseamos lo que no tenemos porque lo que tenemos nos parece lo peor posible, ya que no conocemos otra cosa.
  • Las relaciones sociales son un inestable sustitutivo de la excelencia de espíritu, pues lo que a ti te falta lo buscas en otros, y los otros no siempre van a estar dispuestos a dártelo.
  • La melancolía está en el origen del genio, porque un temperamento melancólico es de suyo insatisfecho, y la insatisfacción mueve a la creación.
  • El miedo a la muerte nos hace iguales a todos, ricos y pobres, listos y tontos, porque es una sensación que no procede de la inteligencia, sino del instinto de conservación, que todos tenemos por igual.
  • Lo que nos diferencia de los animales es la conciencia de finitud, el saber que habremos de morir.
  • Cada vez que muere un hombre, la humanidad musita indiferente: "Uno menos".
  • El trato diario hace caer de su pedestal al ídolo más venerado.
  • Quien celebra los éxitos ajenos es porque carece de méritos propios.
  • La razón fundamental por la que un espíritu superior rara vez obtiene el justo y merecido premio a su talento entre las gentes de su época, sino que le llega más tarde, lo suficientemente tarde como para que no pueda disfrutar de él en vida, es que sus contemporáneos siempre le negarán sus méritos por envidia y temor a que puedan eclipsar los suyos, si los tuvieran, siendo así que una vez muerto la atribución de la fama o notoriedad no redunda en perjuicio de la propia.
  • Mi vida sentimental se puede resumir de la siguiente manera: "De loca en loca, y tiro porque me toca".
  • Un joven lleva con más dignidad una apariencia de anciano que un anciano una apariencia de joven.
  • Incluso el ser más insignificante puede molestar el reposo de un emperador.
  • Si has vivido entre animales, sabrás cómo conducirte entre hombres.
  • Hay gente para todo, y más para lo malo que para lo bueno.
  • Está en nuestra naturaleza el insaciable deseo de recibir impresiones nuevas a cada instante, lo que nos hace veleidosos, inconformistas e inconstantes en el amor.
  • Visita esperada no llama dos veces, que el interés, si existe, raudo se muestra, y si no existe, ni el aldabonazo más fuerte despierta.
  • Aprender a decir no es ganarse la estima ajena, que a menudo dinero prestado es amigo perdido, y lo que fácil se consigue, fácil se desdeña.
  • Las decisiones en el amor no suelen ser firmes, pues la inseguridad une tanto como separa, y quien no pide billete de ida, pide billete de ida y vuelta.
  • El amor es egoísta y no tolera ni la más leve oposición. Por eso, siempre que se le contraría prorrumpe en un torrente de insultos, de tal modo que a quien momentos antes se adulaba, momentos después se le maldice.
  • Cuántos desvelos evitaríamos si nos aplicásemos con el mismo celo en conservar lo que tenemos que en perseguir lo que otros tienen.
  • La mejor manera que tiene una mujer de manipular a un hombre es haciéndose la enferma, porque nada aguijonea más su instinto protector.
  • Hay tantas y tan variadas enfermedades que es difícil no contraer alguna, cuando no unas cuantas.
  • Dar un beso sale gratis, pero se puede pagar caro.
  • Siempre se puede aprender algo de los demás: lo que no se debe hacer.
  • Ser conscientes de la brevedad de la vida nos vuelve más egoístas. Por eso a medida que se acerca el final de nuestros días nos volvemos más egoístas, tacaños y mezquinos. Eso nos hace tan diferentes de los animales, que no poseen esa conciencia de finitud, y que, en consecuencia, no sienten tanta envidia.
  • Nunca es dicha si la tarde es buena.
  • Los cantautores se creen músicos al tiempo que poetas, y no son ni lo uno ni lo otro, porque música y poesía son diferentes artes, y hace falta algo más que una rima para crear un poema.
  • Cuando no se sabe cómo llamar a un poeta, se le llama poeta urbano, que es lo que siempre se ha llamado poetastro.
  • Nadie es bueno, salvo para sí mismo, y a veces ni eso.
  • Todo lo que no depende de ti es una incógnita, y eso genera angustia.
  • Suele suceder que cuando ayudas a alguien que está en apuros, te lo agradece traicionándote allí donde más te duele, porque al abrirte a él, le expones tus puntos débiles.
  • Si en el mundo hubiera menos túes y más Yoes, seguro que marcharía mejor.
  • Siempre que se habla, se habla a la ligera, porque no se puede hablar de otra manera, siendo la lengua como es, ligera.
  • Para saber lo que te gusta, antes tienes que saber lo que no te gusta. Quien dice que le gusta todo, es que no le gusta nada. Sin selección no puede haber criterio, y sin criterio no puede haber gusto.
  • Es preferible hablar sin saber que no saber hablar.
  • Los consejos con los que tratamos de consolar a otros nunca nos consuelan a nosotros.
  • Cuando estás enamorado de un recuerdo, el corazón se te seca como una hoja muerta.
  • Un amor perdido siempre será mejor valorado que un amor ganado, porque mientras que el pasado lima las aristas, el presente las afila.
  • Quien deposita su felicidad en otra persona se hace esclavo de sus caprichos. Si malo es depender de algo, peor aún es depender de alguien.
  • El amor es una manera -la mejor, la única si se quiere- de dar sentido a una existencia que en el fondo de nuestro ser sabemos que no la tiene.
  • La vida es capricho del azar y juguete del destino.
  • Es más fácil tocar techo que tocar fondo, porque cuando caes nunca sabes dónde vas a detenerte.
  • Puedo perdonar una mentira, pero puedo no perdonar lo que esa mentira esconde.
  • ¿Qué vida cruel e inmisericorde es ésta en que un día posas sonriente para la cámara y al día siguiente no eres más que un recuerdo evocado al mirar una foto?
  • Quien presume de cuerpo es como quien presume de nacionalidad; que, no teniendo ninguna obra de la que enorgullecerse, se enorgullece de la obra de la Naturaleza.
  • Dicen que el amor es ciego, pero yo digo que antes que ciego es tuerto, porque lo que un ojo ve, el otro no quiere verlo.
  • Las despedidas siempre son amargas porque nunca se sabe si es un hasta luego o un adiós.
  • La vida está hecha de pérdidas y renuncias, de deseos insatisfechos, obras inacabadas, metas truncadas y personas queridas que dejamos -o nos dejan- en el camino. No pasa un solo día sin que me pregunte: ¿por qué yo sí y ella no?
  • La única sin hueso que me gusta es la aceituna; todas las demás se me atragantan.
  • Si nos gusta dormir es porque sabemos que al despuntar el día despertaremos del sueño, que de no ser así nos gustaría tanto como morir.
  • A las bellas personas se les perdona una falta; a las personas bellas se les perdona todo.
  • El mejor deseo que se puede pedir en un cumpleaños es seguir cumpliendo años.
  • Quien sufre de amor busca una apariencia de comprensión -que no comprensión, porque nadie puede meterse en la piel del otro- que le reafirme en sus creencias, pero que no le replique ni le dé consejos. Para alguien que se encuentra en este estado cualquier confidente es bueno, con tal de que calle y escuche atentamente sus penas.
  • A la felicidad sólo se llega por la vía de la inconsciencia. Ser feliz es un acto mecánico, como el acto de respirar: si piensas mucho en ello, empiezas a tener dificultad para llenar de aire tus pulmones.
  • Amar es amarse a uno mismo, a la idea que nos formamos del otro; es decir, a nosotros mismos.
  • Cuando de niño me preguntaban qué quería ser de mayor, yo, niño, respondía: "Mayor"; y cuando ahora, de mayor, me preguntan qué quería ser de niño, yo, mayor, respondo: "Niño".
  • El que tiene pareja, como el que tiene trabajo, cotiza alto en el mercado de valores y, precisamente porque no lo necesita, recibe más ofertas que quien está necesitado.
  • Si viajar te vuelve más sabio y tolerante, los jugadores de fútbol a la fuerza tendrían que ser filósofos.
  • En muchas ocasiones al público le sienta mejor el calificativo de irrespetuoso que el de respetable.
  • Si tuviéramos que pararnos a consultar el significado de todas las palabras que usamos, no escribiríamos ni una sola frase a derechas.
  • El viaje más alucinante que puedes hacer es a tu interior.
  • Las lágrimas más sentidas son aquéllas que se derraman en silencio y a oscuras.
  • La primera chispa de inteligencia nace en el niño al adquirir la noción de muerte.
  • Hacerse querer por los profesores es hacerse odiar por los compañeros.
  • Todos somos buenos... hasta que somos malos.
  • Los mejores diálogos los tengo conmigo mismo, pero nunca me convencen.
  • El hombre en su desnudez tiene algo de patético. Al vernos sin ropa nos sentimos frágiles y desprotegidos. Nuestra seguridad se resume en cuatro trapos.
  • Si la gente no sabe ni andar por la calle, ¿cómo va a saber conducir?
  • El amor que experimentan las personas prácticas es una moneda de cambio, una divisa común, un pacto social.
  • La humildad es una insolencia imperdonable; es como querer, siendo patricio, hacerse pasar por plebeyo.
  • El dinero no se pierde; cambia de manos.
  • Cuanto más vulgar y adocenado es un espíritu, tanto más se refocila en lo sexual y en lo escatológico, obsesiones estas que arrastra desde la infancia; del mismo modo, cuanto más elevado y excelso es un espíritu, tanto más omite los detalles fisiológicos y se avergüenza de ellos.
  • Me iría si no me quedara.
  • Aquel que, habiendo hecho una promesa, la incumple es asesino de ilusiones e ilusión de asesinos.
  • La espeleología de la moral es un deporte de alto riesgo. Muchos se han despeñado en grutas subterráneas.
  • Es tan fácil quedarse en las críticas como difícil es indagar en las razones que impulsan a una persona a actuar de una manera censurable.
  • Todo tiene un porqué, aunque sólo nos interese el cómo y el quién.
  • El que abrevia palabras abreva arrobas de dispepsia.
  • Los hombres vulgares establecen sus jerarquías sobre un orden de fuerza; los hombres prácticos, sobre un orden de riqueza; y los hombres superiores construyen su escala de valores basándose en la nobleza de espíritu.
  • La Belleza no se disfruta; se interioriza, se sufre y se sangra.
  • Si nos tienen que enseñar a comer, ¿cómo nos van a enseñar a pensar?
  • Antaño la ignorancia se ocultaba; hogaño se exhibe sin rebozo.
  • En cierto modo, siempre buscamos la esclavitud -el trabajo, alguna ocupación, cualquiera que ésta sea- porque es donde nos sentimos cómodos y seguros. Fuera de la actividad se nos abre un gran vacío que asusta.
  • Si se hace negocio de la muerte, ¿cómo no se va a hacer del cambio climático?
  • Echar de menos siempre es doloroso, pero echar de menos a alguien que sabes que no volverá, ése es el máximo grado de dolor al que se puede llegar.
  • No hay buenos o malos actores; hay buenos o malos directores de actores.
  • El ser humano se deshumaniza cuando se junta con otros miembros de su especie. Sólo cuando está a solas con su conciencia es auténtico.
  • La imagen que más se aproxima a la Belleza es un sauce llorón.
  • Hay personas de tan incorregible fatuidad que, aun a sabiendas de que les conviene guardar un secreto, se lo confían a otros con el único propósito de reclamar su atención, labrándose así su propia ruina.
  • Entre un color pastel y un pastel, no hay color.
  • Un signo inequívoco de nobleza es no mostrar dolor cuando se está sufriendo.
  • Ahora eres una realidad soñada, pero pronto serás un sueño realizado.
  • Nadie quiere robarle la ilusión a un niño, pero todos se apresuran a robársela a un adulto, ¿y acaso no es verdad que ese adulto al que robamos la ilusión fue una vez un niño ilusionado?
  • La vida no tiene sentido. Tiene el sentido que tú le quieras dar, pero es tan difícil encontrarle un sentido.
  • El tiempo pone a cada uno en su lugar, y el lugar de muchos es ninguno.
  • El tonto se hace el tonto para disimular su tontería, pero eso en realidad le hace más tonto de lo que aparenta, pareciendo ya tonto.
  • Basta con ponerse en el peor de los casos para que la realidad vaya un paso por delante de la imaginación.
  • Lo que más guerras provoca no es la política ni la religión; son los asuntos domésticos.
  • Por la misma razón por la que no es lo mismo un quiero té que un quiérote, tampoco es lo mismo un quiero té que un te quiero.
  • Con mucha gente sólo sirve el lenguaje de las amenazas, porque con buenas palabras no se consigue nada.
  • Cualquier edad es buena, menos la que uno tiene.
  • Hay que respetar las tradiciones, porque las tradiciones forman parte de la cultura de los pueblos: como la ablación, la circuncisión o tirar a la cabra del campanario.
  • Quien dice que sobre gustos no hay nada escrito es que ha leído poco o nada.
  • El arte es la única manera de sobrevivir al tiempo y la memoria.
  • La sensibilidad se puede estimular, pero no se aprende.
  • Si te encuentras a uno por la calle y ese huno no sabe comportarse, cómo será cuando en lugar de a un huno te encuentres a una horda de hunos.
  • Los sueños no están hechos para ser recordados, como demuestra el hecho de que al despertar se deshagan en nuestra memoria como una nube de algodón, hasta quedar en un vago recuerdo.
  • Los mejores regalos son los que se hace uno a sí mismo. Raro es fallar, pero si se fallara, no haría falta ir muy lejos para encontrar un culpable.
  • Lo más triste de la vida es la vida.
  • Hay tantas sensibilidades como idiomas, por lo que la comprensión no es fácil aun cuando se hable la misma lengua.
  • No es bueno buscarle una explicación al amor porque la razón trivializa el corazón.
  • Hoy en día la cabeza ya no se utiliza ni para calarse el sombrero, y por lo que a mí respecta, no tengo ningún prurito en confesar que en el momento en el que estoy más cerca de usar la cabeza es cuando me echo unas cabezaditas.
  • El hombre es bueno por naturaleza, pero si la Naturaleza es mala para el hombre, entonces, ¿cómo ser bueno con la Naturaleza?
  • El hombre es un hombre para el lobo.
  • Sólo un dios puede sentirse pequeño, porque sólo un dios sabe lo que es contemplar el mundo desde las alturas.
  • El mundo te aniquilaría si le mostraras tu alma desnuda.
  • No me gusta la gente; tan sólo me gustan algunos individuos.
  • Soy un ateo al que le gustaría creer en Dios. Qué bonito sería que hubiera un Dios que cuidara de nosotros, almas errantes y sin consuelo; pero la vida es demasiado triste para pensar que algo así pueda ser cierto.
  • Cada uno es como es, y la mayoría es poco tirando a nada.
  • Si no fuera porque estoy resfriado, pensaría que me estoy resfriando.
  • A veces no sé si he hecho lo que he querido hacer, o si han hecho lo que han querido hacer de mí.
  • No es oro todo lo que reluce, pero si reluce, agárralo.
  • Muchas democracias modernas ocultan bajo una resplandeciente superficie de igualdad y derechos humanos un represivo despotismo iletrado.
  • No sabemos valorar lo que tenemos hasta que lo perdemos, y aunque en este momento me lo esté reprochando, sé que volveré a cometer el mismo error.
  • El necio siempre juzga que el sabio hace ostentación de su sabiduría, cuando en realidad no hace otra cosa que expresarse con normalidad; sólo que eso sobrepasa los límites de su entendimiento.
  • Tu bajeza moral sólo es comparable a la estatura de tu intelecto.
  • Quien no ejerce su derecho al voto ha nacido para esclavo.
  • Algunos tienen inficiones por aficiones.
  • Cada uno vive el amor de diferente manera, y la inmensa mayoría lo vive como un tránsito obligado para llegar al verdadero objetivo: el sexo.
  • Cuesta mucho hacer un buen amigo y muy poco perderlo.
  • Dejar atrás a un ser querido y tener que seguir adelante en el camino es lo más triste que te puede pasar, porque es como sentir que no has hecho lo suficiente por ayudarle, y que si él cayó, tú también debiste haber caído.
  • La felicidad se compone de pequeños momentos, y la tristeza, de largos períodos.
  • El tiempo no existe; sólo existe la percepción que tenemos del tiempo.
  • La conciencia es la enfermedad del hombre social.
  • En cada foto hay una historia escrita y otras muchas que están por escribir.
  • Si el alma se expande mucho, llega un momento en que enferma.
  • Hay que hacer de la vida arte, y del arte, vida.
  • A oídos necios, palabras sordas.
  • Lo mejor que se puede decir de una mujer es que no es un hombre.
  • Para nadar en la superficie hay que saber nadar, pero para caer en las profundidades basta con ser pesado.
  • Si alguien te puede fallar, te fallará.
  • Cuando se acaba el amor, el amor se transforma en cariño y los besos en abrazos.
  • No hay decepción que sea tan pequeña que no hiera, ni tan grande que mate.
  • A menudo oigo unos pasos que me siguen. Sé que esos pasos no proceden de nadie, pero sí de algo, y ese algo no es otra cosa que mi conciencia, mi castigo, mi culpa.
  • A tu lado creí haber encontrado la felicidad, cuando en realidad lo que encontré fue la pena.
  • Te amé como la oscuridad ama la luz de una estrella que se apaga.
  • Eres lo más cerca que he estado de Dios.
  • Rectificar es de sabios, pero rectificar cuando se tiene razón es de necios o de zalameros.
  • El que avisa no es traidor; es chivato.
  • Puedo tolerar la ignorancia, pero lo que no tolero ni toleraré jamás es la ignorancia que se jacta y se enseñorea de su baja condición.
  • Decir te quiero es tan fácil como difícil es demostrarlo.
  • El máximo placer para una mujer consiste en ser acariciada con la mirada, y la gran frustración para el hombre estriba en no poder tocar aquello que tan generosamente se le ofrece a los ojos.
  • Cada vez que pienso en la finitud de la vida siento el vértigo de un vacío insondable.
  • La reflexión no casa bien con la emoción. Pueden convivir, sí, pero trazando una línea divisoria que las separe, de tal modo que cuando una entra en casa, la otra sale de paseo.
  • Si dejaras que todo el dolor del mundo te traspasase, te despedazaría. Por eso hay que protegerse del dolor y, a la manera de un médico, aparentar indiferencia y bromear con algo tan serio como es la vida.
  • El dolor no desaparecerá con la humanidad, mas la humanidad desaparecerá con dolor, aunque sin pena.
  • Más le valdría a Dios acordarse de nosotros que a nosotros acordarnos de Él.
  • Es mejor agarrarse que ser agarrado.
  • Todos tenemos una sombra porque todos tenemos un traidor a nuestra espalda.
  • La educación ya casi no existe porque el respeto hay que ganárselo y muy pocos hacen esfuerzos para que se les respete.
  • El insulto de un necio es a un sabio lo que el elogio de un sabio a un necio: un tiro errado.
  • La gente interesada tiene poco de interesante.
  • El clima de desconfianza que se vive en este país es tal que si le ofrecieses a una chica tu paraguas para cobijarse de la lluvia, te miraría con recelo.
  • En este mundo sobra tanta maldad como falta Belleza.
  • En un universo caótico, todo responde a un perfecto orden lógico.
  • Para un joven tímido y enamoradizo no hay nada más conturbador que los cuchicheos y las sonrisas cómplices de un grupo de muchachas en flor.
  • La única diferencia entre Dios y yo es que Yo soy real.
  • Justificarse de tanto en cuando es de responsables; justificarse siempre es de débiles.
  • Con lo fácil que es no prometer nada, la gente, con tal de quedar bien, siempre se compromete a algo que sabe que no va a cumplir, con lo que queda peor.
  • En el amor, unas veces se gana y siempre se pierde.
  • De los errores sólo se aprende en la teoría, no así en la práctica. La vida es una repetición de los mismos errores que tanto daño nos hicieron.
  • A menudo los que más tienen que ofrecer son los que menos ocasiones encuentran para compartir.
  • Nuestra percepción de la realidad está condicionada por las limitaciones de nuestro entendimiento y por nuestra experiencia igualmente limitada. Para alguien finito es poco menos que imposible pensar en términos absolutos, pero si nos desligáramos de nuestra experiencia, la existencia de un Dios y de una vida más allá de la muerte serían tan posibles como la no existencia de Dios y el absurdo de una vida caprichosa y sin sentido.
  • Una vida es demasiado corta para aprenderlo todo, y demasiado larga para no aprender nada.
  • Entre leer un libro que esté de moda o no leer nada la diferencia es casi inapreciable; en ambos casos se demuestra tener poca o ninguna personalidad, y el mismo criterio.
  • El que trabaja sólo por dinero no produce nada de valor, pues lo valioso no nace del dinero –antes bien, el dinero malea lo que de valioso hay en el trabajo–, sino del espíritu, y el espíritu es demasiado libre como para admitir una tasación.
  • Cuántas bellas acciones fueron cometidas en nombre de causas infames, tantas al menos como acciones innobles fueron cometidas en nombre de causas nobles.
  • En no pocas ocasiones, cuando no decimos la verdad es por miedo a herir los sentimientos ajenos; es decir, que la mentira también puede ser, y es, una manera de preocuparse por los demás.
  • Si yo fuera tú y tú fueras yo, ¿quién serías tú y quién sería yo?
  • Amor y dolor están tan unidos que nunca se sabe dónde empieza uno y dónde termina el otro.
  • La vida es un continuo conocerse y, por lo general, son las otras personas las que hacen que nos conozcamos.
  • Un genio comprendido es menos genio.
  • La fe no mueve montañas, pero bien puede mover al odio.
  • Cuando deseas algo durante largo tiempo y luego ves cumplido tu deseo, ocurre todo tan deprisa que apenas tienes tiempo de asimilarlo ni de disfrutarlo.
  • La vida es una cadena de errores que a veces, inesperadamente, te conducen a un rotundo éxito.
  • Existen infinitas realidades, tantas como puntos de fuga en un cuadro, pero sólo un ojo adiestrado puede verlas.
  • El sexo tiene algo de vulgar, por cuanto que todo el mundo puede hacerlo.
  • Nadie tiene la conciencia más limpia que el que no tiene conciencia.
  • Antes la gente se rebelaba porque no creía en Dios, mientras que ahora la gente no cree en Dios porque es rebelde. Así pues, lo que antes era un acto de rebeldía nacido del ejercicio de la razón, ahora no es más que una pose rebelde nacida de la ignorancia.
  • La poesía es una milagrosa perturbación dentro de un orden prosaico.
  • El camino de la excelencia pasa por la soledad.
  • Una vez te has quitado la venda de los ojos, no puedes dejar de ver cómo se desprenden todas las prendas con que se viste y reviste la mediocridad.
  • Para mantener con vida a un ser querido sólo tenemos que evitar referirnos a él en tiempo pasado.
  • Cuando un hombre de ingenio fecundo está en presencia de una mujer cuya compañía le place, el hombre se siente obligado a hacerla reír y la mujer se siente inclinada a reírse.
  • Es bueno y hasta saludable ser un poco egoísta, porque si tú no piensas en ti mismo, ¿quién va a pensar en ti?
  • Detrás de un gran hombre siempre hay una mujer delgada.
  • Para alguien orgulloso no hay mortificación tan grande como percibir en la mirada de los otros que te compadecen porque no puedes valerte por ti mismo.
  • Hay personas tan inseguras que, para reafirmarse, necesitan humillar a los demás.
  • Vivir sólo para enriquecerse es una vida de pobres.
  • La mujer busca madurez en el hombre, en tanto que el hombre busca juventud en la mujer.
  • Cada vez que tienes que justificarte, arriendas una parcela de tu libertad.
  • Lo simple es complejo, dice la sabiduría popular, pero a mí lo simple me parece simple siempre, y la sabiduría popular, estulticia pueblerina.
  • Algunos odian las generalizaciones, pero ¿qué necesidad hay de dirigirse a cada persona en particular, por más que digan que cada persona es un mundo, cuando en una galaxia caben tantos mundos?
  • Las comparaciones son odiosas, siempre que tú sales mal parado.
  • Cuando alguien comparte algo contigo o cree estar haciéndote un favor, casi te sientes obligado a decirle que le estás agradecido, aunque no sea así.
  • En poesía sentirse mal es hacer sentir bien a los demás.
  • El amor es un sentimiento compartido, pero tan difícil de compartir. Existen tantas definiciones de amor como formas de amar.
  • El poeta debe saber expresar con palabras lo que todos pueden ver y muy pocos saben nombrar.
  • Una última mala impresión arruina todo el trabajo hecho con anterioridad con el propósito de agradar.
  • En la vida he hecho algunas cosas buenas, muchas malas y otras muchas que dejé sin hacer.
  • El hombre es finito porque la vida es infinita.
  • En una relación sentimental a veces no queda tan claro dónde está el límite entre la libertad de la pareja y la infidelidad.
  • Dios es una palabra que no se puede pronunciar sin reverencia o repugnancia.
  • A veces la herida que más duele es la que nadie puede ver.
  • El tiempo no es un sacrificio demasiado grande cuando la ilusión lo supera.
  • La traición siempre encuentra la ocasión propicia y la excusa perfecta.
  • A veces un acto involuntario te obliga a tomar conciencia de una realidad que un momento antes ni sabías que existía.
  • Una verdad a medias es una completa mentira.

Tags: Arte de ingenio, aforismos sobre la sabiduría de la vida, máximas, sentencias, parénesis.

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Óscar Bartolomé

Sobre El Parnasillo

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El Parnasillo es una página cultural con un recorrido de más de 10 años donde podrás leer críticas cinematográficas y análisis fílmicos y de series de televisión.
Con el tiempo también fui dando cabida a otros géneros literarios como el relato, los aforismos y la poesía, hasta convertirse en la plataforma o revista multicultural que es hoy en día.
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